Cuando vas por la costa desde Santo Domingo a Boca Chica (República Dominicana) y cerca del aeropuerto de Las Américas junto a un punto de venta de souvenirs, observas con auténtico "estupor", cómo se elevan sobre el mar las cruces de colores de un cementerio abandonado. Es el cementerio de La Caleta. La primera vez que pasé, no me lo creía .Parecía un decorado de cine. Volví a los dos días con la intención de verlo más despacio y fotografiarlo.
Efectivamente, un antiguo cementerio junto al mar lucía vistosos colores sin ningún tipo de pudor. Cruces y tumbas, habían sido pintadas de llamativos colores. Azules, amarillos, rosas, verdes.. formaban un panorama, cuanto menos "expectacular". Por oficio, pregunté al vendedor de regalos el quién, el cómo y el porqué de semejante "sacrilegio". Me dijo que lo había pintado y limpiado su hermano por orden y pago de un colombiano, cuestión de marketing. Los turistas se paran a verlo y de paso compran algo. Otras versiones me hablaron de santería o vudú. No lo sé. En estos días, todos los cementerios de la Península Ibérica se decoran con vivos y horteras colores de flores y zarandajas que afortunadamente marchitan a los diez o doce días. Sólo los decorados con flores de los chinos, permanecerán más tiempo para desgracia del vivo, que el muerto ni se entera.
No sé si es cierta cualquiera de las versiones de los dominicanos y su cementerio, pero yo me quedo con la decoración caribeña aunque sea a "perpetuidad".