Coincido plenamente con mi padre, "parte importante de los males de nuestra civilización está en el abandono de los pueblos, las tierras y los campos".
Las migraciones a las grandes ciudades han provocado y siguen provocando auténticas catástrofes mediambientales y humanas. Encontramos soledad y desolación en las grandes urbes, donde la gente puede morir en la calle sin que nadie preste la más mínima atención. Encontramos desolación y soledad en los pueblos semi-abandonados donde los viejos mueren de soledad y melancolía.
Ciudades atestadas de tráfico, ruido, contaminación, delincuencia y paro. Aldeas sin niños, sin escuelas, sin trasporte, sin médicos, sin vida. Por todo esto, y porque me importa, he decidido dedicar un tiempo a fotografiar como testigo directo "La inquietante belleza de la desolación".J.J Ruiz Ezquerro en "El bosque Quemado".
Mansilla de la Sierra. La Rioja.
"Un Domingo de Ramos de 1960, con el agua por los tobillos, con la Guardia Civil mosquetón en mano, los habitantes del Viejo Mansilla abandonaron atropelladamente sus casa para ir al nuevo pueblo donde aún no había luz eléctrica, las calles no estaban terminadas de asfaltar, y no existía un sólo pajar donde cobijar el ganado", Ayuntamiento de Mansilla.(web).
Sólo cuando el nivel de las aguas del pantano baja se puede ver las ruinas del "bellísimo pueblo serrano". Algunos vecinos ya no pueden verlo, otros no quieren.